Las cortinas filtran la luz, crean intimidad, disimulan posibles defectos, decoran y refuerzan el estilo de la habitación, creando una imagen fundamental que complementa el ambiente.
Al momento de elegir las cortinas que utilizaremos hay que tener en cuenta la caída de la tela, evitando telas rígidas. El tejido que seleccionaremos también tendrá una relación importante con la luz del ambiente, ya que permitirá que está ingrese o no a la habitación. La luz que se refleje variará en función al color de la tela. Por otro lado debemos tener en cuenta que la tela no se decolore con el paso del tiempo y que tampoco se estropee con los lavados.
Si el ambiente en donde colocaremos la cortina no recibe muchas horas de sol será conveniente podremos colocar unos Visillos, de una tela ligera como por ejemplo gasa o encaje. Si en cambio la habitación está expuesta a muchas horas de luz solar deberíamos colocar una tela más gruesa y pesada que resguarde como brocado o terciopelo. Generalmente las cortinas más utilizadas son de gasa, encaje y brocado.
Las Cortinas con barrotes son la opción más práctica y conocida. Podemos encontrar barrotes de madera o metal y en una amplia gama de colores. Si utilizamos este método para colocar nuestras cortinas debemos tener en cuenta que estos también combinen con la decoración.
Los rieles de plástico o metal también son muy útiles para la colocación de cortinas livianas en donde no hay mucho espacio entre la ventana y el techo.
Otra opción son las cortinas romanas, que quedan muy bien en ambientes modernos, Constan de un panel de tela liso que se pliega verticalmente en forma de acordeón.